Orígenes de la Pena Privativa de Libertad:
El proceso
histórico de la pena privativa de libertad comienza en el siglo XVI. Pero en el
sentido actual, no se consolida hasta el siglo XVIII. Hasta entonces, el
internamiento no tenía un carácter de pena, sino que se le atribuían medidas de
custodia para quien esperaba ser juzgado.
Las penas
eran otras: mutilación, trabajos forzados, destierro, muerte, La pena de
prisión era excepcional, y solo en la jurisdicción canónica.
Ulpiano dijo
que en la privación de libertad, la prisión no ha de servir para el castigo de
los hombres, sino para su guarda.
En la edad
Moderna se remarca el desarrollo de las penas privativas de libertad, y las vías
de aprovechamiento de la fuerza de trabajo de los delincuentes. Aquí ya se
edifican centros con la finalidad de corregir a ladrones, esto supuso un gran
avance.
La Pena en la Edad Media:
La Edad
Media se caracteriza por ideas cristianas, se defienden ideas como una
comunidad universal formada por todos los seres humanos.
Partiremos
de los pueblos germánicos, los cuales aplicaban dos principios 1) Justicia =
principio del Talión y la Blutrache (venganza de sangre), y 2) Utilidad = no
prescindir de brazos útiles para la guerra. Adelantamos cómo supuso que se
aboliese o, al menos, se redujese la pena de muerte, lo que hizo que se
extendiesen las penas corporales y la pena privativa de libertad.
Las
prisiones laicas de la Edad Media eran los calabozos y subterráneos de los
castillos, fortalezas, palacios, monasterios y otros edificios, sin preocuparse
de las condiciones de higiene. Los señores feudales tenían su Casa de Justicia,
donde los culpables o presuntos culpables podían permanecer indefinidamente.
La cárcel en
la Edad Media se sometía al arbitrio de los príncipes gobernantes, que la
imponían en función del estamento al que perteneciera el preso y que podía
conmutarse por prestaciones en metálico o en especie, quedando como excepción
la pena de prisión para aquellos cuyo crimen careciera de la suficiente
gravedad como para que fuesen condenados a muerte o a penas y en las que se
mutilaban partes del cuerpo.
Situaciones en Europa:
Hay que
tener en cuenta que en toda esta época no solamente existía la prisión como
custodia de presos, sino que también existía la figura de la pena de muerte
para algunos delincuentes. En Grecia se utilizaron como prisiones canteras
abandonadas, denominadas latomías, mereciendo ser citadas las de Siracusa,
donde Dionisio el Viejo (S. IV a. de C.) encerraba a sus prisioneros.
Consistían en una profunda cavidad en la roca de alrededor de 600 pies de largo
por 200 pies de ancho, en las que los presos debían soportar todos los cambios
meteorológicos sin ningún resguardo y, por consiguiente, existía un completo
abandono de la persona (este procedimiento lo heredarían los cartagineses y,
más tarde, los romanos).
Cuando
España pasó de la Edad Media a la Edad Moderna, durante la época de los Reyes
Católicos y de los Habsburgo (siglos XVI y XVII), los gobernantes utilizaron a
los encerrados como mano de obra barata. En esta época las cárceles eran
consideradas como espacios ajenos al Derecho. Los prisioneros eran forzados a
trabajar para la Corona en los barcos y en el Nuevo Mundo para cubrir la
demanda de mano de obra en el Imperio. Esta situación se apoderó de España
hasta el siglo XIX, apareciendo el Coronel Manuel Montesinos que ayudó a
mejorar la situación de los presos.
La Prisión.
Lugares
donde retener a la persona acusada o culpable de haber cometido un delito han
existido siempre
1. En sus
orígenes, la prisión solo cumplía la misión de «segregar socialmente, sin
preocuparse por la suerte del recluso
2. Simplemente
se buscaba proporcionarle sufrimiento, por lo que la idea de «corrección» era
todavía muy lejana. La influencia del correccionalismo surgirá a mediados del
s. XIX como consecuencia de la aparición de los diversos sistemas
penitenciarios, con el afán de «corregir» a los penados, no de hacerles sufrir
inhumana y deliberadamente, cometido que a sus inicios sostenía la prisión
Casas de Corrección y Prisiones.
Con la idea
de corregir a las personas y convertirles en útiles ciudadanos aparecieron las
primeras «Casas de Corrección» en los siglos XVI y XVII. Estos nuevos Establecimientos
fueron lugares destinados a la reclusión de hombres y mujeres, de manera que
fue entonces cuando se empezó a observar una clasificación según el sexo de
los/as reclusos/as.
Estas Casas
suponen el origen histórico de los centros penitenciarios que hoy en día
tenemos, siendo las primeras en aparecer las de Inglaterra, Holanda, Alemania y
Suiza. Podría señalarse como la más antigua e influyente de todas ellas la
denominada «House of Correction», ubicada en Bridewell (Londres), inaugurada en
1552.
Ésta era
pensada para la corrección de aquellos pobres que, siendo aptos para trabajar,
se resistieran a ello. Años después son especialmente reseñables los ejemplos
de Ámsterdam –en 1596–, como primer Establecimiento correccional en suelo
continental. Como expone Von HENTIG, le «siguen otras ciudades, como Brema en
1609, Lübeck en 1613, o Hamburgo en 1622» .
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